Niña bella

Niña bella

viernes, 1 de marzo de 2024

Justicia de Dios....Cuento

 



JUSTICIA DE DIOS



El taxista Alfredo Cortés se disponía a iniciar su trabajo nocturno, como cada fin de semana. Condujo su carro por la misma ruta de siempre, y en un cruce con una avenida lo detuvo una anciana, que iba ataviada con un abrigo color de nuez. 

Eran aproximadamente las once de la noche. La señora se subió al coche y le pidió al chofer que la llevara al cementerio del pueblo. El taxista extrañado pensó para si mismo: ¿Para qué querrá ir al camposanto a estas altas horas? Y se dirigió hacia allá.


Cuando llegó a aquel lugar sombrío, esperó en vano que la anciana pagara el importe del taxi y se bajara, pues al mirar por el espejo, sencillamente ella había desaparecido.  Un escalofrío recorrió el cuerpo de Alfredo Cortés. Esperó un buen rato mirando por los alrededores, y no vio a nadie. El silencio reinaba. Entonces su curiosidad pudo más.

Estacionó el taxi a un costado y decidió ingresar por el alto portón del cementerio. Habían mausoleos y lápidas, de pronto escuchó unos débiles sollozos, y buscando bajo la luz de la luna llena, encontró una tumba polvorienta y sin flores, y estaba encima de la lápida, doblado cuidadosamente un abrigo color de nuez.


De pronto cuando Alfredo ya estaba dispuesto a salir del siniestro lugar, aquellos sollozos se hicieron más fuertes y atrajeron la mirada del taxista otra vez hacia aquella prenda de vestir sobre la lápida, y notó que de uno de los bolsillos sobresalía un papel blanco. Por curiosidad lo sacó y se percató de que era algo parecido a una carta, o mejor dicho, una misiva. Lo leyó alumbrado por la luz de la luna y decía:

"Soy Rosa Moreira, por favor busquen a mi asesino en la calle Garibaldi Nro. 450 y pregunten por el señor Renzo Bacigalupo. Él me envenenó."


El taxista muy intrigado, se quedó pensando si no sería la misma Providencia, quien lo estaba guiando para cumplir una misión. Sin pensarlo dos veces tomó el abrigo juntamente con la misiva en sus manos y salió precipitadamente del cementerio.

Esa noche durmió intranquilo el protagonista de nuestra historia. Unos días después, sin poder sacarse esto de la mente, el taxista se dirigió a aquella dirección llevando el abrigo color de nuez y la misiva. Preguntó por aquel nombre y apareció ante él un hombre de aspecto hosco y mirada torva. Al cual enseñó la prenda de vestir, y este palideció.

Luego de una breve conversación con el sujeto, Alfredo se retiró y algo en su conciencia le decía que debía investigar, que no debía detenerse.


Se acercó a las autoridades, omitiendo toda aquella historia, pues sabía que no le iban a creer. Solamente indagó quién podría dar orden de exhumar un cadáver para averiguar el motivo de su fallecimiento. Entonces buscó quién lo asesorara, y dio con las personas y jueces indicados para esa labor. De esta manera logró que exhumaran el cadáver de doña Rosa Moreira y le hicieron la autopsia que por razones desconocidas antes no se la habían hecho, y llegaron a la conclusión de que su muerte fue provocada por envenenamiento.

El chofer dio los datos del sospechoso, y la policía detuvo en unos breves días a Renzo Bacigalupo, el cual fue llevado a juicio para ser interrogado, cayendo este hombre reiteradas veces en contradicciones, y así fue como finalmente dieron un veredicto, y se le hizo justicia a la anciana, que al fin descansaría en paz.

INGRID ZETTERBERG

Nota: Este cuento ganó el Primer puesto en el concurso de poesía
del foro "Labradores de poesía" por el aniversario del foro.
Febrero 2,024






miércoles, 20 de diciembre de 2023

¿Para qué cantar villancicos?

 


¿PARA QUÉ CANTAR VILLANCICOS?

La navidad es ya muy triste,
en los campos ya no hay música,
solamente hay tanques de guerra,
dispuestos a matar.
La gente emigra hacia países extraños,
¡Cuántas sillas vacías!
¡Cuántas familias destrozadas
por la ausencia!
La navidad ya no es lo mismo de otros años.
Se acabó la inocencia de los niños.
Hay caritas tristes por todos lados.

¿Para qué cantar villancicos
si ya todo ha terminado?

Ya no existe navidad.
Hoy los niños son secuestrados,
hay manos negras
ocultas en la oscuridad.
En los colegios les hablan
de identidad de género.
Ya les arrancaron la ingenuidad.
Las niñas ya no piden muñecas
al viejito Pascuero.
Hoy le piden maquillaje,
y los niños piden armas de guerra.

¡A lo que ha llegado la navidad!

INGRID ZETTERBERG


sábado, 4 de noviembre de 2023

Las promesas de la primavera

 


LAS PROMESAS DE LA PRIMAVERA

En cierta ciudad del mundo, venía por el sendero una bella dama, vestida de tules, cubiertos de distinguidas flores. Coronada era de jacintos, de exquisito aroma, que las aves colocaron sobre sus dorados cabellos. Sus pies calzaban sandalias de oro fino. Había renacido después de vencer al prolongado y orgulloso invierno, que dicho sea de paso la miró con desprecio al pasar. Y le dijo al señor verano: "Mi poder es majestuoso, puedo congelar casas y avenidas, y obligar a los ciudadanos a esconderse de mi rigor. Nadie es más fuerte que yo."

El verano le murmuró al invierno: "Espera que acabe su reinado y vendré a martirizar a los habitantes de este lugar con mi calor desmesurado."

Mas la primavera escuchando estas murmuraciones, no hizo caso y siguió por la senda avanzando firmemente. Ella traía en su aliento perfumado promesas de nuevos amores, esperanza y bondad.

Pues muchos romances renacerían, y jugarían a esconderse entre los abetos. Los niños comerían sus primeras cremoladas después de largo tiempo.

De pronto el otoño se acercó donde estaban el invierno y el verano furibundos y les dijo: "Dejen de murmurar de la bella primavera, así como yo en mi melancolía le arranqué hojas a los árboles, así ahora ella tiene una hermosa misión. La de reverdecer los valles y colocar nuevamente las hojas en las ramas desnudas de los arbustos. Todo volverá a florecer gracias a la primavera.

Unas niñas vestidas de blanco, cantaban un coro de alegría, y llevaban cestas llenas de ramitos de azahares, de tulipanes y lirios de los valles. ¡Qué cántico hermoso, mientras juntamente a la primavera, se acercaban a las fuentes cristalinas a beber un poco de esa agua fresca y danzante!
Y la primavera les dijo a las niñas: "Gracias por festejar mi reinado que hoy empieza, con sus voces de hadas, que engalanan esta fiesta."

Y de pronto asomó en el cielo un suave y tibio sol mientras un trinar de gorriones y zorzales celebraba la llegada de la reina de las estaciones.

INGRID ZETTERBERG

Derechos reservados


 

domingo, 16 de julio de 2023

¡Tanto daño!

 


¡TANTO DAÑO!

(Prosa)

Papá, ¡me cuesta tanto escribir estas líneas!
y es que me faltan las fuerzas
y la motivación no existe.

No te recuerdo jamás en mis actuaciones
escolares.
Ni tampoco viene a mi memoria
tu presencia, mientras yo hacía
mis tareas. No me enseñaste a restar,
ni a sumar con los dedos.
Tu ausencia era mi alimento.

¿Dónde estabas cuando yo hice mi Primera
Comunión?
¡Cómo hubiera querido que estuvieras
presente en los desfiles del día de la Patria!
¿Sabes? Yo iba en primera fila
portando la bandera.
Pero tú nunca estuviste.

Me hubiera gustado mirar mis dibujos
animados sentada en tus piernas.
Yo tenía apenas seis años, y la televisión
era en blanco y negro.

¿Te enteraste cuando perdí
mi primer diente? ¿Sabes? yo los iba
guardando en un hoyito que teníamos en la
pared, con la esperanza de que el ratoncito me 
trajera algún regalo a cambio.

Papá, ¡tu ausencia me hizo tanto daño!
que aún hoy en mi vejez la voy arrastrando
como a un trapo ya descosido y sucio de tanto
secar mis lágrimas.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado papá

De mi poemario
"A la sombra del ñandubay"

Derechos reservados

sábado, 13 de mayo de 2023

Era mi madre....(Relato de la vida real)

 


(Foto verdadera de mi madre en su juventud)


ERA MI MADRE


Mi madre ya estaba sola cuando enfermó de meningitis, ya mi padre la había
abandonado por una bailarina de poca monta. Mi mamá era esforzada, y trabajaba
mucho por sacarnos adelante a mi hermana y a mí, trabajaba inclinándose sobre
una máquina de escribir en la oficina de un abogado.  Cuando de repente le sobrevino la meningitis. 
Estuvo un mes debatiéndose entre la vida y la muerte, y cuando sanó por un 
milagro de nuestro misericordioso Señor Jesucristo, los médicos no podían
creerlo...Era el año 1,955 y la ciencia no había avanzado mucho en estos casos.


Mi mamá sufrió mucho desde niña, era demasiado pobre, tanto que cuando tomaba un vasito de leche de vez en cuando, le daba escalofríos, por la falta de
costumbre; ya que a diario sólo tomaba té. Sus patines en su niñez fueron unas
tablitas de madera, que ella hacía arrastrar en la vereda con sus pies.  Y cada noche se quedaba dormida abrazada a su muñeca. Aquella niña de orladas pestañas y verdes ojos  de luz, amaba su muñequita de trapo. 


Esa niña hermosa de apenas siete años, era obligada por mi abuela a cocinar cada mañana. Pero se trepaba sobre dos ladrillos, ya que con su pequeña talla, el alto fogón no alcanzaba. A veces también sus tiernas manos se quemaban.


Amigos, aquella niña fue mi madre.


Cuando mi padre abandonó el hogar no nos pasaba dinero, así que mi madre corría con todos los gastos de nosotras, alimentación, luz, agua, alquiler del precario apartamento en que vivíamos. Solamente el colegio lo pagaba mi abuelo paterno.  Mi madre fue valiente en sus años de soledad. Yo la admiro, pues nunca nos faltó a mi hermana y a mí ni un plato de comida en la mesa, mas sin embargo
mi mamá se quitaba el pan de la boca porque a nosotras no nos faltara nada, y así fue como cayó enferma de tuberculosis tiempo después. 


Pero por suerte, el anciano abogado que era su jefe, corrió con los gastos de los antibióticos y mi madre pudo sanarse de las fiebres y la tos que le sobrevenía.
Ella siempre será una mujer valerosa ante mis ojos, una luz que se apagó ya hace
nueve años. Una luz que nunca más volveré a ver, pero que sé que me alumbra
desde el cielo que cobija su alma pura.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"

Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112

lunes, 13 de marzo de 2023

Por amor a papá...(Relato)

 


POR AMOR A PAPÁ

Vanessa, tenía apenas 19 años y toda la ilusión de la 
juventud brillaba en su sonrisa. Su vida transcurría
entre sus estudios de enfermería y las salidas 
ocasionales con su novio. Hubiera sido muy feliz, pero había algo que enturbiaba sus días; su padre, (a quien 
ella amaba mucho) estaba gravemente enfermo del corazón, a veces mientras subía las escaleras le faltaba el aliento, a pesar de tener solamente 54 años
de edad.
Alonso, (que así se llamaba el papá) sufría de insuficiencia cardiaca, y casi siempre se le veía fatigado.
Una noche, Vanessa fue invitada por su novio para ir a una fiesta, un poco alejada, es decir, en las afueras de la ciudad, y había que atravesar una carretera que tenía algunas curvas peligrosas. Miguel, su novio, era quien estaba al volante, y como era la costumbre de ellos, pusieron la música a todo volumen en la radio e iban a bastante velocidad, riendo y conversando.

Pero en una de esas curvas de pronto se encontraron con un camión de carga frente a frente y Miguel no pudo evitar la colisión. Ambos resultaron muertos entre los fierros retorcidos del auto, porque el choque fue frontal y violento.
Un mes antes había sido el cumpleaños del padre de Vanessa y ella le había escrito una tarjeta amorosa que decía: "Papá, te amo mucho, nada temas, porque dentro de un mes te vas a sentir como nuevo."

Justamente don Alonso en horas tempranas de aquella noche en que su hija ya iba rumbo a esa fiesta con su novio, le sobrevino una crisis cardiaca y tuvo que ser hospitalizado. Vanessa, nunca se enteró de esto. Y sus dos hermanos mayores lo internaron en el hospital a su papá.
Los médicos dijeron que don Alonso precisaba de un trasplante urgente, y que era lo único que podría salvar su vida.

Esa misma madrugada los hermanos de Vanessa recibieron la infausta noticia, acerca del fallecimiento de su hermana menor en un accidente automovilístico.
Por supuesto no le dijeron nada a su padre. Pero los hermanos sabían que Vanessa mientras seguía el curso de enfermería, se había animado a ser donante de órganos, e incluso en sus documentos personales figuraba como tal. Sus hermanos al conocer el diagnóstico que tenía su papá, no dudaron en conversar con los cardiólogos sobre al posibilidad de que el corazón de Vanessa pudiera ser trasplantado a su propio padre, dado que era muy posible que entre ambos la compatibilidad fuera segura por los lazos consanguíneos que existían entre los dos.

Los médicos al día siguiente prepararon al paciente y se realizó el trasplante con gran éxito. Una semana después don Alonso al notar que su menor hija no venía a visitarlo al hospital, preguntó por ella muy extrañado; y sus hijos mayores no tuvieron más remedio que decirle la verdad. Esto dejó conmocionado al padre de Vanessa, y hubo que darle tranquilizantes.

El resultado del trasplante fue tan satisfactorio, que don Alonso empezó a sentirse muy bien casi de inmediato. Y por eso mismo quiso indagar quién había sido el donante. Entonces los médicos después de mucho cavilar le dijeron que la donante fue su propia hija Vanessa.
Tal fue la sorpresa de don Alonso, que estalló en llanto de emoción y dijo entre lágrimas que esa era una forma de tener consigo para siempre a la hija que él más amaba.  Dos días después recordó que su niña Vanessa le había dicho a través de aquella tarjeta de cumpleaños que "dentro de un mes se sentiría como nuevo, y que nada debería temer" Dedujo entonces que ella ya lo sabía, ella lo presentía. Su difunta hija le había dado nueva vida, y sería su ángel para siempre.

FIN

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"

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martes, 31 de enero de 2023

Tú eres mi esperanza...(Relato breve)

 


TÚ ERES MI ESPERANZA

(Relato breve)

Andaba con su costal al hombro, perdida su mente en extrañas alucinaciones, mal vestido iba, casi en andrajos; y de repente tuvo hambre, y encontró a su paso en una esquina un enorme basural, (ya que siempre frecuentaba un barrio llamado "La Victoria" en su ciudad natal), en este distrito no eran recogidos todos los días los desperdicios  del vecindario todos los días como debía  ser, estaba muy descuidado.

Cada cierto tramo había un basural con restos de comida en descomposición, donde muchos menesterosos saciaban un poco su hambre. Y allí fue a dar Tomás, el joven de nuestra historia; se puso a hurgar en la basura y encontró una caja con restos de pizza, y aunque el tomate y el queso estaban avinagrados, le pareció una comida exquisita.

Para ese entonces ya su estado mental estaba muy dañado por causa de las drogas que consumía, como pasta básica de cocaína y otras sustancias. En la calle Abtao donde solía reunirse con otros drogadictos, conseguía la droga a cambio de prendas robadas, como relojes o dinero que extraía de los bolsos que a las damas les arrancaba. Pero una tarde en que deambulaba por aquel distrito, pasó por una iglesia evangélica y de allí provenía un coro de alabanzas que alcanzó su corazón dormido. Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, y casi como por instinto sintió el impulso de entrar a ese templo.

Los hermanos, (que eran hombres humildes) lo dejaron entrar a pesar de la sucia vestimenta que llevaba puesta y del mal olor que emanaba de su cuerpo.
Sintió de pronto una oleada de fe que invadió su alma, y un gozo jamás antes sentido. Los hermanos lo rodearon y empezaron a orar por él, le dijeron que en Cristo había esperanza para él. Que el Señor podía transformar su vida.

Y así fue, poco a poco siguió asistiendo a la iglesia; y él mismo en un momento de completa lucidez alzó sus manos y clamó a Dios diciendo: "Señor si tú cambias mi vida, yo te prometo servirte, ayúdame, que tú eres mi única esperanza".

Han pasado los años y hoy en día el joven Tomás es un siervo de Dios predicando en valles y ciudades la gran obra que el Señor hizo en él, al apartarlo de las drogas para siempre.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"

Derechos reservados
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Nota: Esta historia corresponde a un evento de la vida real. Fui testigo de la transformación de este joven, que a los dos años ya predicaba de traje y corbata, y después de convertirse en pastor se casó con una hermana de la iglesia y tuvieron dos hijos.



miércoles, 9 de febrero de 2022

Una niña huérfana en navidad

 


UNA NIÑA HUÉRFANA EN NAVIDAD

(Cuento breve)

Hace poco una joven madre se suicidó. ¡Qué dolorosa es la muerte en vísperas de navidad!, y mucho más en esas circunstancias tan fatales.  Ya viene la tristeza de la noche callada, porque una madre se ha ido para no volver. Dicen que tomó un rumbo equivocado,  andando con hombres de mal vivir; y se hizo adicta a las drogas, finalmente después de una larga depresión, se arrojó del cuarto piso en un frío amanecer.

Sus manos le negaron una muñeca de ojos dormilones a su hijita, que ha quedado en la orfandad. Esa niña de cabellos desgreñados quedó olvidada, sin madre y sin amor; y guarda en un cofrecito una carta escrita por ella a Papá Noel.

Ella arrulla en sus brazos la imagen perdida de su madre, y pregunta por las calles, y por las plazas, ¿alguien ha visto a mamá? ¿Qué será de ella en esta navidad? ¿Quién le cumplirá sus sueños? Relatan las vecinas que nunca conoció a su padre, que creció entre gritos y golpes de un padrastro. Hoy tiene siete años, pero en sus ojos refleja toda la amargura del mundo, parece una anciana en su mirar.

Cuentan por ahí que sale por las calles junto a su abuelita. Y van caminando por la ciudad, entre las luces navideñas que parpadean; van de la mano buscando un refugio. Ya viene la nochebuena en que sonarán las campanas, y habrá panetón y champagne en muchas mesas. Y habrán niños en la tibieza del hogar, que abrirán sus regalos, y sus caritas sonrosadas se alegrarán con los soldaditos, los robots, las muñecas rubias y los carros a control remoto.
Pero la pequeña de nuestra historia, pálida y triste de espíritu, estará sola durmiendo en una cama prestada, porque la muerte temprana de su madre le arrancó la infancia, porque la fatalidad se cruzó en su camino, y dejó a su pequeña hija en las garras de este mundo insano.

Pero una tarde, Raquel, que así se llama la niña, sacó del cofre su carta y la guardó en su bolso. Y pasando por un centro comercial junto a su abuela, que vendía golosinas, venía hacia ellas un hombre disfrazado de Papá Noel, tocando una campanilla. Llevaba un gran costal al hombro, era ya de noche y caía una garúa de verano. Habían muchos niños alrededor, algunos con sus madres, y todos le entregaban papelitos y cartas. 

El hombre disfrazado bajó su pesado costal al suelo, y empezó a repartir juguetes. Los niños emocionados se alegraban y hacían alboroto, pero Raquel no se atrevía a entregar su carta, se había replegado timidamente en si misma. Papá Noel reparó en esta chiquilla, y acercándose le acarició la cabeza cabizbaja y sumisa.
Y el hombre le preguntó que deseaba para esta navidad, entonces la niña sacó de su bolsito su breve misiva.
Papá Noel la leyó y decía solamente: "Yo quiero que vuelva mi mamá".

Entonces conmovido sacó de su costal una caja, donde había una bella muñeca con un vestido rosado, y rubios bucles. Esta muñeca tenía una tierna particularidad: Se le apretaba la manito, y una voz infantil decía: "Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día." Esto logró el milagro de que aquella niña sonriera por primera vez en muchos días, y con ese instinto maternal que tienen las niñas, inmediatamente empezó a mecer en sus brazos a su muñeca.
¡Feliz navidad pequeña! le dijo Papá Noel, y agregó: "Niña linda, ¿sabes? esa muñequita te la ha mandado tu mamá". Y siguió su camino tocando su campanilla.

INGRID ZETTERBERG

lunes, 31 de enero de 2022

Sagrado secreto (Carta)

 SAGRADO SECRETO

(Carta)


Dulce amor:

Aquel día, que fue el último en que pude mirar el azul grisáceo de tus ojos, me mordí los labios para no revelarte este gran secreto que me ahoga, que me quebranta. No quise decirte lo que sé que laceraría tu alma, lo que te pondría de hinojos quizás ante mí, lo que tal vez llenaría tus azules ojos de lágrimas. ¿Me creerías o no? Nunca lo sabré, porque con este secreto, amado de mi vida, descenderé al sepulcro.

Me iré envuelta en el dolor por no haberte dicho nunca que aquel rubio niño de cinco años, aquel hijo de mis entrañas es también hijo tuyo, es parte de tu ser; si hasta tiene tu sonrisa y el azul de tu mirar.

Siempre supe que era tuyo, oh amado mío; fruto de una noche de pasión y ternura entre nosotros. Siempre te he amado con locura, pero cuando me vi embarazada tuve miedo de las malas lenguas. Es por eso que regresé a mi pueblo y me escondí por mucho tiempo.
Pero hoy que ya mi vida se acaba por esta cruel enfermedad, que me consume, y que sé que en breve cerraré mis ojos, te revelo este sagrado secreto, que ha de llegar a ti solamente cuando yo haya partido de este mundo. Adiós mi amor eterno.

INGRID ZETTERBERG


Después de esta dura prueba



DESPUÉS DE ESTA DURA PRUEBA


La humanidad hizo una pausa, y no sabemos cuanto durará. Quizás sesenta días, o tal vez ciento veinte días...Pero lo importante es que salgamos fortalecidos de esta dura prueba. Un día después de la pandemia, cuando las voces anuncien a coro que apareció una vacuna, entonces ojalá ese tiempo no nos halle oxidados de tanto haber estado en una cama mirando películas. O engordados de tanta cerveza. 

Sería hermoso que renaciéramos con nuestro interior fuerte como el hierro. Que aún encerrados nos hayamos ido entrenando, ejercitándonos, para que nuestro físico no esté adormecido, y que así mismo nos hayamos alimentado de buena lectura, de juegos de mesa tal vez compartidos con la familia, para que nuestra mente permanezca activa, sin pensamientos negativos.

Con esperanzas de un renacimiento, tal como las águilas, que cuando envejecen no se dejan vencer, sino que renuevan su pico y sus garras con duras disciplinas, y no se detienen hasta estar nuevamente renovadas para seguir en la lucha por la vida. Ojalá estemos aprovechando este tiempo de pausa para que aquel día que acabe la pandemia, verdaderamente hagamos fiesta.

Porque vendrá el día grande en que el coronavirus se habrá de extinguir. Y por desgracia habrá dejado un reguero de cadáveres, pero los fuertes sobrevivirán, y llenarán el planeta tierra con un cántico de triunfo.

INGRID ZETTERBERG 

Todo se perdió

 


TODO SE PERDIÓ


Risas infantiles recorren en los ecos de la vacía estancia, llantos y gritos aún resuenan en las paredes que despintó el tiempo, y aquella lejana niñez regresa a aguijonearme con dolor, porque perdí la inocencia y la vida risueña se destejió como un juguete viejo, descolorido.

Lily, mi amiga, solíamos jugar a las muñecas en la casona antigua, bajo la higuera de tu jardín...Julio, primo mío, compañero único, inolvidable, te quedaste en el ayer con tu caja de cartón, enorme; repleta de sorpresas y carritos sin ruedas. Dinorah, hermana mía, la pequeña de bucles negros, que solía lloriquear, compartiste conmigo tantas alegrías, tantas navidades extintas.

Fueron los años cincuenta testigos de nuestros dulces juegos al aire libre, nuestros raspones de rodillas; oh, felicidad truncada. Tengo que ir sacando del baúl de los recuerdos, un pasado que se ha quedado quieto, entre cometas de papel; colores de setiembre que se perdieron.

Y mi osito amarillo, el de los ojos tristes de vidrio, aún me mira en la distancia; aún desde mis siete años me arranca lágrimas por su ausencia. Era mi inocente compañero, mi osito relleno de paja. A él me abrazaba en las noches, y eso bastaba para sentirme protegida de las sombras. Pero todo se fue por el río del adiós. Todo se perdió en los años cincuenta.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a todos aquellos
que fueron parte de mi niñez

miércoles, 26 de enero de 2022

Hasta más allá de la muerte...(Prosa)


HASTA MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Inocentes seres de paz, dañados por el hombre tantas veces.  Tienen una luz que abarca hasta atravesar nuestras almas. Son maestros en humildad y nobleza. El hombre mucho tiene que aprender de los perros.

Estos seres dotados de gran inteligencia, son visionarios, que ven lo que muchas veces nosotros no podemos ver; con sus ladridos benignos nos advierten de presencias oscuras, de incluso personas que esconden maldad con el disfraz de una sonrisa falsa e hipócrita.

Y las perritas en especial son muy maternales, muy tiernas, capaces de heroísmos por sus cachorros. ¡Cuántas mujeres hoy en día arrancan con crueldad a sus hijos de sus entrañas! Y estas inocentes perritas son un gran ejemplo para la humanidad cada vez más carente de valores.
  
Benditos sean los perros, fieles amigos hasta más allá de la muerte, que nos aman incondicionalmente, ellos no saben de rencores ni venganzas, ellos son seres espirituales, que han llegado a esta tierra con una gran misión, la de ayudar al hombre a saber lo que es dar el verdadero AMOR.

INGRID ZETTERBERG

 

lunes, 17 de enero de 2022

Agonía de un amor


 


AGONÍA DE UN AMOR


Entré en la casona vieja, estaba deshabitada. Sus muebles cubiertos por sábanas polvorientas me hablaban de tu ausencia. Entré ataviada con mi blanco vestido en el afán de esperarte. Hacía dos horas que me habías enviado un mensaje a mi teléfono: "Aguárdame en la casa donde nos conocimos." Decías escuetamente.

Cinco años han transcurrido desde que mis ojos se posaron en los tuyos, y quedamos enlazados para siempre. Un lustro de inviernos y veranos que transcurrieron entre nuestras citas y paseos, siempre juntos, aferrados de las manos, pero hoy un vago presentimiento me dice que no vendrás...Hace tan sólo un mes tuvimos un desacuerdo, un enojo poco frecuente, que nos distanció. Y pensando en ello me he puesto a contemplar en esta tarde, un gran ventanal, por donde se vislumbra el desmayar de las hojas de este otoño. Paisaje que aumenta el dolor de tu ausencia. Me he vestido para ti, y traje un ramo de claveles para nuestra reconciliación. Pero ya han pasado tres horas y no apareces, mi angustia empieza a crecer.

El vaivén de un arbusto a través de los cristales le habla a mi tristeza, sus hojas breves, macilentas y ocres, sus desnudas ramas, todo parece verter un llanto noble, que me acompaña y enluta el crepúsculo.

De pronto suena mi teléfono, y un escalofrío me recorre la espalda cuando escucho la voz de una mujer, mi corazón se apresura, mientras ella pregunta mi nombre, yo le contesto afirmativamente, y ella me explica que es la enfermera del Hospital San Bartolomé...Y que hay un herido de gravedad que sufrió un accidente, y él le dio mi número antes de perder el conocimiento.
No puedo escuchar más...Se nubla todo a mi alrededor, corro hacia la calle; atrás queda la ventana que un día nos conoció, húmeda por el aliento otoñal, mientras en el piso agonizan los claveles de mi esperanza.

INGRID ZETTERBERG




La noticia




 LA NOTICIA


Lo leí en las noticias: "Esta mañana fue hallado el cadáver de un reconocido vate...En el interior de un dédalo cercado por altos arbustos, parecía tratarse de un execrable crimen, a juzgar por los dos orificios de bala que le fueron encontrados en el tórax, a la altura del corazón, donde curiosamente tenía tatuada una mariposa monarca. Hay consternación el el ambiente literario,
mientras las investigaciones prosiguen." 

No lo podía creer, yo conocí en persona a este gran poeta, el periódico cayó de mis manos, en tanto que venían a mi memoria algunos de sus famosos poemas...Y por un instante me pareció que flotaba en mi estancia la suave esencia de sus loados versos.

INGRID ZETTERBERG

Carta de Adelaida



 CARTA DE ADELAIDA


Te escribo en mi soledad, ya sin esperanza. No espero que respondas esta misiva, el crepúsculo me ahoga de añoranzas mientras mi bolígrafo se desliza febrilmente ente húmedas hojas de lágrimas.
Alguien me contó que estabas enfermo, que yacías en una cama de hospital; y yo aquí, a millas de distancia sin el alimento de tus miradas, sin el silencio de nuestros besos.

¡Y no saber! si estas letras llegarán a tus manos. Aunque la luz del atardecer entra a raudales, casi ya no puedo ver, porque mis ojos nublados por el dolor, empañan mi carta.  Quiero tu vida para mi vida, quiero un milagro en este ocaso de mal; que te dejen esas fiebres que fatigan tu cuerpo, que tu sanación me haga concebir ilusiones nuevas.
Amado, quiero que vuelvas. Haz un esfuerzo y contéstame cuanto antes, que tu silencio es mi agonía.

INGRID ZETTERBERG



viernes, 14 de enero de 2022

Breves líneas a mi amado

 BREVES LÍNEAS A MI AMADO


Amado mío, déjame recordar la mañana aquella...¡Cómo susurraba la lluvia, y anunciaba en su misterio que tu alma y la mía, estaban a punto de enlazarse!
¡Ah! tu mirada me venció en aquel invierno lejano. ¿Cómo olvidar los rizos castaños que jugueteaban en tu nuca? ¿Cómo echar al olvido tu acento? Te observaba nervioso, inquieto, y sentía tus ojos profundos que rasgaban el velo de mis secretos. 

¡Ah! juventud de dos que se amaron a escondidas, esos éramos tú y yo, nuestras citas en aquella esquina, cada tarde, se convirtieron en mi razón de ser. Yo guardaba en mi viejo armario algunas de tus ropas, "tus vestones" (como tú los llamabas) estaban impregnados  del aroma de tu piel, ¡ah, tu fragancia! llenaba mis horas y era mi delirio, cuando me quedaba a solas. Solía aspirar tus ropas, como quien aspira flores. Así te he amado, desde el amanecer de mis días. ¿Dónde escapó el amor de juventud? ¿Dónde se quedó el ruido de tus pasos que alborotaron mis sentidos? Tú llegabas, y había fiesta en mi faz, mis lágrimas brotaban por ti.

Han pasado 40 años desde aquella mañana santiaguina, y aún te guardo como una estampita en nuestra estancia. Con tu andar cansado rodeas mi alma, y a Dios le pido que la vida nunca nos separe.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a un amor que murió hace muchos años.
De mi Libro "Por los bosques del silencio"


miércoles, 5 de enero de 2022

Te amé desde entonces...(Prosa basada en un sueño)



 TE AMÉ DESDE ENTONCES

(Prosa basada en un sueño)

Rodó la luna ¡Impresionante escena! y el firmamento quedó quieto ante tu magna hermosura, y en un hexágono inmenso de oro puro y transparente te vi bajar del alto cielo. Te erguías como un Rey, todo vestido de oro refulgente y tu belleza caló en mi ser. Te miré anonadada entre mariposas blancas y flores que brotaron de mis cabellos, se adormeció mi alma ante tu voz potente. Pues un mensaje me trajiste en tu divino acento.

Aquel hexágono flotaba y no tocaba el suelo, mientras tú me hablabas en la oscura noche, mi centinela, mi Dueño. Y con mis ojos cerrados te amé desde entonces entre pétalos rosados. Sentí que un temor profundo me invadió, y sólo atiné a decirte: "Haz conmigo como bien quieras mi Príncipe". Cuando desperté, aún resonaba tu voz profunda dentro de mi pecho. Desde entonces sé que te amo. Que somos uno, que ya nada podrá separarnos. Tienes atada mi alma con cintas de oro. Todo te obedece. Hasta la luna fue un juguete en tus manos. Jamás lo olvidaré.

INGRID ZETTERBERG

(Esta prosa es basada en un sueño espiritual y muy real que yo tuve con mi amadísimo Señor Jesús.)

Europa de mis amores

 EUROPA DE MIS AMORES


Europa, pedacito de cielo donde habitan aún sus huellas. Quiero elevarme en las alturas, hasta con mi alma alcanzarte. Europa, melodía del pasado que me llegó en una guitarra, que ahora yace quieta. Dime que he de volver por tus calles empedradas, dime que tus farolas alumbrarán mi tristeza como antaño. Europa de mis amores, eres un cántico, eres un sol de Abril debajo de un vetusto balcón.

Dile que lo añoro a él, que anhelo ir tras de sus pisadas que dejó en la senda. Espérame Europa, que aún no he hurgado en tus aguas, que aún me falta beber de tus antiguas fuentes. España, París, Venecia, denme un poco de vida. Quiero nacer de nuevo en la calle Moreto inundada de sol, allá en un rincón de Madrid. Espera, aún me quedan mis horas para entregarte. Dile al que amo que llego pronto, con aquellas flores azules, las que engalanaban su casa.

Europa del alma mía, aún quiero tu leche hospitalaria. Y la glorieta aquella cercana al cementerio del pueblo, que guarda celosamente las cenizas del que amo.

INGRID ZETTERBERG



martes, 4 de enero de 2022

Cuento "Una oscura navidad"

 UNA OSCURA NAVIDAD

Hace algunos años había un hombre elaborando en un oscuro rincón, tarjetas navideñas con papel crepé.  En su rostro había tristeza, y cada vez que terminaba de hacer una postal, la iba pegando en una alta y gastada muralla.

Había mucho bullicio en aquel lugar, un gran patio lleno de voces y rechinar de sombrías rejas. Se trataba de un penal.

De pronto hizo su aparición otro hombre, que se diferenciaba de los demás: Venía disfrazado de "Papá Noel", y aunque a carcajadas se reía, tenía la mirada lejana y muy triste. 

Afuera de la atestada cárcel, aunque lloviera o el sol castigara con inclemencia, formaban largas filas las mujeres. Eran esposas, hijas y madres, y casi todas llevaban un niño lloroso en los brazos; otras tenían a inquietos chiquillos tomados de la mano. Había fatiga en sus pequeños rostros, había hambre y sed.

Al día siguiente sería la nochebuena para muchos presos injustamente encarcelados. Estarían en penumbra, lejos del hogar. Pero ese día era tarde de fiesta; habría chocolatada y panetón en el penal. 

De pronto se inició un show navideño, y un ambiente de villancicos nostálgicos, flotaba en derredor.  Los niños que iban llegando se ilusionaban y formaban rueda a un árbol de pino, que los presos días antes se habían afanado en armar. Alegrías inventadas por las manos laboriosas y cansadas de esperar.

Se sirvieron de pronto en bandejas de plástico, vasos llenos de chocolate tibio, y una tajada de bizcochuelo para todas las madres y niños. La tarde iba transcurriendo con tranquilidad.

Al día siguiente correrían lágrimas de ancianas madres, y jóvenes esposas, por aquel asiento que estaría vacío un año más. Había terminado la tarde, y el tiempo de visita se iba acabando.

Luego un ministro de Dios en el centro del patio elevó una oración. Todos inclinaron la cabeza y se santiguaron en silencio. Después vino el momento más doloroso: La despedida tras las rejas, y los últimos besos con sabor a sal, y un ¡Feliz Navidad, mi amor! Y unas manitos pequeñas que querían asirse de papá, y es que los niños no entendían porque su padre se quedaba y ellos llorando se iban. 

Después, ni un susurro invadió el penal. Solamente el acostumbrado sonido de los gruesos llaveros en las oxidadas cerraduras. Pronto anocheció, y a lo largo de los corredores a veces un sollozo ahogado de algún presidiario, llenaba el silencio...

INGRID ZETTERBERG



Me rindo ante ti

 ME RINDO ANTE TI


Pajarito manso, humilde y taciturno, tus colores
celebran la vida desde que te posaste ante mis 
ojos. Venías de lejanas auroras con tu suavidad
turquesa y el púrpura de tu vuelo...Oh belleza 
impregnada en mis pensamientos, que se han tornado
en un arco iris al contemplar tu hermosura.

¿Porqué huyes? di...
¿Porqué no me regalas tu cantar sobre mis latidos?
Llevas en tu plenitud un misterio que no puedo
descifrar, colibrí...Llevas lo fugaz de la 
existencia en la brevedad de tus alas, llevas la 
grandeza del Dios que venero, y yo me rindo ante ti.

INGRID ZETTERBERG



viernes, 31 de diciembre de 2021

Te confieso

 


TE CONFIESO


Tú eres mi paz en las madrugadas en que 
me pierdo a mi misma, y ya no sé quien soy.
Amado de mi alma, ¡cuánto apaciguas mis
angustias de hembra solitaria! Y vienes
tan manso y humilde a llenarme de tu esencia,
de tu perfume dulce y amaderado, en el que
yo me consumo, enamorada.

Luego lentamente nos desnudamos y quedamos
así, tiernamente abrazados. Y yo te adoro,
cuando me lloras por amor, ¡ay, si la gente
supiera que ambos hemos llorado de placer, 
uno en brazos del otro! ¡Si los demás 
supieran que tu bebes de mi fuente ansioso 
y sediento! y que yo te arrullo como a un 
hijo, porque ya formas parte de mí, ¡oh
pedacito de mis entrañas!

Hoy hemos quedado grabados en un lienzo 
de pureza...cual un mosaico de tonalidades 
rosadas y lilas, nadie sabe nada de nosotros,
pero nos conoce el universo, que nos envuelve
y nos regala la dicha de amarnos en esta
forma espiritual, como pocos se han amado
en la tierra.

Quiero viajar contigo más allá del sol, 
donde ya nada pueda herirnos. Y juntos 
atravesar aquel túnel hasta llegar a la luz;
y todo esto te confieso mientras en tu 
hombro viril voy derramando mis lágrimas.

INGRID ZETTERBERG

jueves, 30 de diciembre de 2021

De turismo en Salzburgo

 


DE TURISMO EN SALZBURGO


¡Qué suntuoso es este castillo al que he
llegado! Tuve que atravesar una trocha 
para aligerar mis pasos y así poder llegar a 
la hermosa estancia donde vivieron aquellos
príncipes de antaño.

Está en lo alto de una colina, en la ciudad
de Salzburgo. Pude observar que todo
está decorado con alfombras de color
añil, que hacen contraste con el bello
y dorado juego de lámparas que penden del
techo. Éramos varios turistas que 
contemplábamos extasiados el lujo que 
ostentaban las cortinas y sus exquisitos
bordados.  Los salones, los dormitorios,
todo era impecable, como si por ellos no
hubieran pasado dos siglos de antigüedad.

Al llegar a los hermosos jardines, las
fuentes vertiendo agua tornasol, nos 
produjo tal frenesí, tal delirio, que 
no pudimos disimularlo. Con la belleza
de aquel vergel, todos estábamos encantados.
Las flores perfumaban el atardecer, y fueron
horas recorriendo cada rincón de aquel 
inmenso palacio, hasta que se nos hizo de
noche, y al salir, el infinito cielo de 
muchas estrellas estaba tachonado. Ese
castillo en Salzburgo jamás podré olvidarlo.

INGRID ZETTERBERG




Justicia de Dios....Cuento

  JUSTICIA DE DIOS El taxista Alfredo Cortés se disponía a iniciar su trabajo nocturno, como cada fin de semana. Condujo su carro por la mis...