Niña bella

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miércoles, 29 de diciembre de 2021

La cabrita y el cóndor - (Fábula)

 

 
LA CABRITA Y EL CÓNDOR 

(Fábula) 

En los montes y pastizales de Ayacucho va cayendo el crepúsculo. Y entre el 
ganado caprino había gran conmoción. Y es que una cabra había parido una 
cría totalmente de color negro. Y esto era raro ya que sus demás hijos eran 
blancos. Sus hermanos empezaron a rechazarla desde que era pequeñita, y 
le decían: -Tú no vas a comer de nuestros pastos. ¡Fuera! Vete lejos.- 

Y la pobre cabrita se alejaba hacia los secos matorrales y allí llorando comía la 
poca hierba que encontraba. Sus hermanos la hostigaban y la embestían con 
sus cuernos aún desde pequeña. – Naciste negra, y por tanto no eres de la 
familia, - le decían. Y ella con timidez se escondía tras los árboles, pues les 
tenía miedo a sus robustas hermanas. 

Llegó el tiempo en que esta humilde cabrita creció y andaba por los peñascos 
paseando a solas, y se encontró una mañana con el señor cóndor. 
Era la primera vez que ella veía a un ave tan enorme, y le llamó la atención que 
fuera de color negro como ella. Esto le dio confianza para acercarse a él y 
contarle sus penas. – Señor cóndor, estoy muy triste. Mis hermanos no me 
quieren por mi color. Nunca puedo jugar con ellos.- A lo cual el cóndor le 
contestó: - No te aflijas, …Mira mis plumas cuán negras son, y sin embargo soy 
el rey de los Andes. Algún día encontrarás recompensa en la vida, por lo mucho 
que te ofenden. – Gracias señor cóndor, - contestó la cabrita, sintiéndose 
aliviada por tales palabras de consuelo. 

Pasó el tiempo, y ella ya era lo suficientemente grande para dar leche, al igual que 
sus hermanas. 
Venían personas desde los pueblos vecinos a comprar varios litros de leche. 
Habían pastorcitos que ordeñaban a las cabras, y los compradores con el paso de 
los meses pudieron comprobar que la leche de la cabrita negra era más exquisita 
que la leche de las cabras blancas. Y entonces al dueño de aquel ganado caprino 
le ofrecieron mucho dinero para que les vendiera a la cabrita negra. 
Así que él accedió y ella fue vendida a unos bondadosos ganaderos, que finalmente 
se la llevaron a su hacienda a vivir con ellos, pero no para explotarla por su rica 
leche, sino para ordeñarla de vez en cuando y así poder hacer deliciosos quesos 
con la leche de la cabrita, los cuales servirían como alimento para aquel ganadero 
y sus hijos, quienes le tomaron gran cariño al animalito y la alimentaban con buenos 
pastos, y ya con el tiempo la cruzaron con un cabrito de su mismo color y tuvieron 
varios hijitos. El señor cóndor siempre sobrevolaba la zona e incluso un día la 
defendió de cierto puma andino que quiso atacar a la cabrita, quien finalmente se 
quedó a vivir feliz con sus nuevos amos.

Moraleja: Nunca te rindas si por tu color o raza te desprecia hasta tu propia familia. 
Dios cuidará de ti y si te mantienes humilde te recompensará delante de tus 
enemigos.



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