Niña bella

Niña bella

lunes, 31 de enero de 2022

Sagrado secreto (Carta)

 SAGRADO SECRETO

(Carta)


Dulce amor:

Aquel día, que fue el último en que pude mirar el azul grisáceo de tus ojos, me mordí los labios para no revelarte este gran secreto que me ahoga, que me quebranta. No quise decirte lo que sé que laceraría tu alma, lo que te pondría de hinojos quizás ante mí, lo que tal vez llenaría tus azules ojos de lágrimas. ¿Me creerías o no? Nunca lo sabré, porque con este secreto, amado de mi vida, descenderé al sepulcro.

Me iré envuelta en el dolor por no haberte dicho nunca que aquel rubio niño de cinco años, aquel hijo de mis entrañas es también hijo tuyo, es parte de tu ser; si hasta tiene tu sonrisa y el azul de tu mirar.

Siempre supe que era tuyo, oh amado mío; fruto de una noche de pasión y ternura entre nosotros. Siempre te he amado con locura, pero cuando me vi embarazada tuve miedo de las malas lenguas. Es por eso que regresé a mi pueblo y me escondí por mucho tiempo.
Pero hoy que ya mi vida se acaba por esta cruel enfermedad, que me consume, y que sé que en breve cerraré mis ojos, te revelo este sagrado secreto, que ha de llegar a ti solamente cuando yo haya partido de este mundo. Adiós mi amor eterno.

INGRID ZETTERBERG


Después de esta dura prueba



DESPUÉS DE ESTA DURA PRUEBA


La humanidad hizo una pausa, y no sabemos cuanto durará. Quizás sesenta días, o tal vez ciento veinte días...Pero lo importante es que salgamos fortalecidos de esta dura prueba. Un día después de la pandemia, cuando las voces anuncien a coro que apareció una vacuna, entonces ojalá ese tiempo no nos halle oxidados de tanto haber estado en una cama mirando películas. O engordados de tanta cerveza. 

Sería hermoso que renaciéramos con nuestro interior fuerte como el hierro. Que aún encerrados nos hayamos ido entrenando, ejercitándonos, para que nuestro físico no esté adormecido, y que así mismo nos hayamos alimentado de buena lectura, de juegos de mesa tal vez compartidos con la familia, para que nuestra mente permanezca activa, sin pensamientos negativos.

Con esperanzas de un renacimiento, tal como las águilas, que cuando envejecen no se dejan vencer, sino que renuevan su pico y sus garras con duras disciplinas, y no se detienen hasta estar nuevamente renovadas para seguir en la lucha por la vida. Ojalá estemos aprovechando este tiempo de pausa para que aquel día que acabe la pandemia, verdaderamente hagamos fiesta.

Porque vendrá el día grande en que el coronavirus se habrá de extinguir. Y por desgracia habrá dejado un reguero de cadáveres, pero los fuertes sobrevivirán, y llenarán el planeta tierra con un cántico de triunfo.

INGRID ZETTERBERG 

Todo se perdió

 


TODO SE PERDIÓ


Risas infantiles recorren en los ecos de la vacía estancia, llantos y gritos aún resuenan en las paredes que despintó el tiempo, y aquella lejana niñez regresa a aguijonearme con dolor, porque perdí la inocencia y la vida risueña se destejió como un juguete viejo, descolorido.

Lily, mi amiga, solíamos jugar a las muñecas en la casona antigua, bajo la higuera de tu jardín...Julio, primo mío, compañero único, inolvidable, te quedaste en el ayer con tu caja de cartón, enorme; repleta de sorpresas y carritos sin ruedas. Dinorah, hermana mía, la pequeña de bucles negros, que solía lloriquear, compartiste conmigo tantas alegrías, tantas navidades extintas.

Fueron los años cincuenta testigos de nuestros dulces juegos al aire libre, nuestros raspones de rodillas; oh, felicidad truncada. Tengo que ir sacando del baúl de los recuerdos, un pasado que se ha quedado quieto, entre cometas de papel; colores de setiembre que se perdieron.

Y mi osito amarillo, el de los ojos tristes de vidrio, aún me mira en la distancia; aún desde mis siete años me arranca lágrimas por su ausencia. Era mi inocente compañero, mi osito relleno de paja. A él me abrazaba en las noches, y eso bastaba para sentirme protegida de las sombras. Pero todo se fue por el río del adiós. Todo se perdió en los años cincuenta.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a todos aquellos
que fueron parte de mi niñez

miércoles, 26 de enero de 2022

Hasta más allá de la muerte...(Prosa)


HASTA MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Inocentes seres de paz, dañados por el hombre tantas veces.  Tienen una luz que abarca hasta atravesar nuestras almas. Son maestros en humildad y nobleza. El hombre mucho tiene que aprender de los perros.

Estos seres dotados de gran inteligencia, son visionarios, que ven lo que muchas veces nosotros no podemos ver; con sus ladridos benignos nos advierten de presencias oscuras, de incluso personas que esconden maldad con el disfraz de una sonrisa falsa e hipócrita.

Y las perritas en especial son muy maternales, muy tiernas, capaces de heroísmos por sus cachorros. ¡Cuántas mujeres hoy en día arrancan con crueldad a sus hijos de sus entrañas! Y estas inocentes perritas son un gran ejemplo para la humanidad cada vez más carente de valores.
  
Benditos sean los perros, fieles amigos hasta más allá de la muerte, que nos aman incondicionalmente, ellos no saben de rencores ni venganzas, ellos son seres espirituales, que han llegado a esta tierra con una gran misión, la de ayudar al hombre a saber lo que es dar el verdadero AMOR.

INGRID ZETTERBERG

 

lunes, 17 de enero de 2022

Agonía de un amor


 


AGONÍA DE UN AMOR


Entré en la casona vieja, estaba deshabitada. Sus muebles cubiertos por sábanas polvorientas me hablaban de tu ausencia. Entré ataviada con mi blanco vestido en el afán de esperarte. Hacía dos horas que me habías enviado un mensaje a mi teléfono: "Aguárdame en la casa donde nos conocimos." Decías escuetamente.

Cinco años han transcurrido desde que mis ojos se posaron en los tuyos, y quedamos enlazados para siempre. Un lustro de inviernos y veranos que transcurrieron entre nuestras citas y paseos, siempre juntos, aferrados de las manos, pero hoy un vago presentimiento me dice que no vendrás...Hace tan sólo un mes tuvimos un desacuerdo, un enojo poco frecuente, que nos distanció. Y pensando en ello me he puesto a contemplar en esta tarde, un gran ventanal, por donde se vislumbra el desmayar de las hojas de este otoño. Paisaje que aumenta el dolor de tu ausencia. Me he vestido para ti, y traje un ramo de claveles para nuestra reconciliación. Pero ya han pasado tres horas y no apareces, mi angustia empieza a crecer.

El vaivén de un arbusto a través de los cristales le habla a mi tristeza, sus hojas breves, macilentas y ocres, sus desnudas ramas, todo parece verter un llanto noble, que me acompaña y enluta el crepúsculo.

De pronto suena mi teléfono, y un escalofrío me recorre la espalda cuando escucho la voz de una mujer, mi corazón se apresura, mientras ella pregunta mi nombre, yo le contesto afirmativamente, y ella me explica que es la enfermera del Hospital San Bartolomé...Y que hay un herido de gravedad que sufrió un accidente, y él le dio mi número antes de perder el conocimiento.
No puedo escuchar más...Se nubla todo a mi alrededor, corro hacia la calle; atrás queda la ventana que un día nos conoció, húmeda por el aliento otoñal, mientras en el piso agonizan los claveles de mi esperanza.

INGRID ZETTERBERG




La noticia




 LA NOTICIA


Lo leí en las noticias: "Esta mañana fue hallado el cadáver de un reconocido vate...En el interior de un dédalo cercado por altos arbustos, parecía tratarse de un execrable crimen, a juzgar por los dos orificios de bala que le fueron encontrados en el tórax, a la altura del corazón, donde curiosamente tenía tatuada una mariposa monarca. Hay consternación el el ambiente literario,
mientras las investigaciones prosiguen." 

No lo podía creer, yo conocí en persona a este gran poeta, el periódico cayó de mis manos, en tanto que venían a mi memoria algunos de sus famosos poemas...Y por un instante me pareció que flotaba en mi estancia la suave esencia de sus loados versos.

INGRID ZETTERBERG

Carta de Adelaida



 CARTA DE ADELAIDA


Te escribo en mi soledad, ya sin esperanza. No espero que respondas esta misiva, el crepúsculo me ahoga de añoranzas mientras mi bolígrafo se desliza febrilmente ente húmedas hojas de lágrimas.
Alguien me contó que estabas enfermo, que yacías en una cama de hospital; y yo aquí, a millas de distancia sin el alimento de tus miradas, sin el silencio de nuestros besos.

¡Y no saber! si estas letras llegarán a tus manos. Aunque la luz del atardecer entra a raudales, casi ya no puedo ver, porque mis ojos nublados por el dolor, empañan mi carta.  Quiero tu vida para mi vida, quiero un milagro en este ocaso de mal; que te dejen esas fiebres que fatigan tu cuerpo, que tu sanación me haga concebir ilusiones nuevas.
Amado, quiero que vuelvas. Haz un esfuerzo y contéstame cuanto antes, que tu silencio es mi agonía.

INGRID ZETTERBERG



viernes, 14 de enero de 2022

Breves líneas a mi amado

 BREVES LÍNEAS A MI AMADO


Amado mío, déjame recordar la mañana aquella...¡Cómo susurraba la lluvia, y anunciaba en su misterio que tu alma y la mía, estaban a punto de enlazarse!
¡Ah! tu mirada me venció en aquel invierno lejano. ¿Cómo olvidar los rizos castaños que jugueteaban en tu nuca? ¿Cómo echar al olvido tu acento? Te observaba nervioso, inquieto, y sentía tus ojos profundos que rasgaban el velo de mis secretos. 

¡Ah! juventud de dos que se amaron a escondidas, esos éramos tú y yo, nuestras citas en aquella esquina, cada tarde, se convirtieron en mi razón de ser. Yo guardaba en mi viejo armario algunas de tus ropas, "tus vestones" (como tú los llamabas) estaban impregnados  del aroma de tu piel, ¡ah, tu fragancia! llenaba mis horas y era mi delirio, cuando me quedaba a solas. Solía aspirar tus ropas, como quien aspira flores. Así te he amado, desde el amanecer de mis días. ¿Dónde escapó el amor de juventud? ¿Dónde se quedó el ruido de tus pasos que alborotaron mis sentidos? Tú llegabas, y había fiesta en mi faz, mis lágrimas brotaban por ti.

Han pasado 40 años desde aquella mañana santiaguina, y aún te guardo como una estampita en nuestra estancia. Con tu andar cansado rodeas mi alma, y a Dios le pido que la vida nunca nos separe.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a un amor que murió hace muchos años.
De mi Libro "Por los bosques del silencio"


miércoles, 5 de enero de 2022

Te amé desde entonces...(Prosa basada en un sueño)



 TE AMÉ DESDE ENTONCES

(Prosa basada en un sueño)

Rodó la luna ¡Impresionante escena! y el firmamento quedó quieto ante tu magna hermosura, y en un hexágono inmenso de oro puro y transparente te vi bajar del alto cielo. Te erguías como un Rey, todo vestido de oro refulgente y tu belleza caló en mi ser. Te miré anonadada entre mariposas blancas y flores que brotaron de mis cabellos, se adormeció mi alma ante tu voz potente. Pues un mensaje me trajiste en tu divino acento.

Aquel hexágono flotaba y no tocaba el suelo, mientras tú me hablabas en la oscura noche, mi centinela, mi Dueño. Y con mis ojos cerrados te amé desde entonces entre pétalos rosados. Sentí que un temor profundo me invadió, y sólo atiné a decirte: "Haz conmigo como bien quieras mi Príncipe". Cuando desperté, aún resonaba tu voz profunda dentro de mi pecho. Desde entonces sé que te amo. Que somos uno, que ya nada podrá separarnos. Tienes atada mi alma con cintas de oro. Todo te obedece. Hasta la luna fue un juguete en tus manos. Jamás lo olvidaré.

INGRID ZETTERBERG

(Esta prosa es basada en un sueño espiritual y muy real que yo tuve con mi amadísimo Señor Jesús.)

Europa de mis amores

 EUROPA DE MIS AMORES


Europa, pedacito de cielo donde habitan aún sus huellas. Quiero elevarme en las alturas, hasta con mi alma alcanzarte. Europa, melodía del pasado que me llegó en una guitarra, que ahora yace quieta. Dime que he de volver por tus calles empedradas, dime que tus farolas alumbrarán mi tristeza como antaño. Europa de mis amores, eres un cántico, eres un sol de Abril debajo de un vetusto balcón.

Dile que lo añoro a él, que anhelo ir tras de sus pisadas que dejó en la senda. Espérame Europa, que aún no he hurgado en tus aguas, que aún me falta beber de tus antiguas fuentes. España, París, Venecia, denme un poco de vida. Quiero nacer de nuevo en la calle Moreto inundada de sol, allá en un rincón de Madrid. Espera, aún me quedan mis horas para entregarte. Dile al que amo que llego pronto, con aquellas flores azules, las que engalanaban su casa.

Europa del alma mía, aún quiero tu leche hospitalaria. Y la glorieta aquella cercana al cementerio del pueblo, que guarda celosamente las cenizas del que amo.

INGRID ZETTERBERG



martes, 4 de enero de 2022

Cuento "Una oscura navidad"

 UNA OSCURA NAVIDAD

Hace algunos años había un hombre elaborando en un oscuro rincón, tarjetas navideñas con papel crepé.  En su rostro había tristeza, y cada vez que terminaba de hacer una postal, la iba pegando en una alta y gastada muralla.

Había mucho bullicio en aquel lugar, un gran patio lleno de voces y rechinar de sombrías rejas. Se trataba de un penal.

De pronto hizo su aparición otro hombre, que se diferenciaba de los demás: Venía disfrazado de "Papá Noel", y aunque a carcajadas se reía, tenía la mirada lejana y muy triste. 

Afuera de la atestada cárcel, aunque lloviera o el sol castigara con inclemencia, formaban largas filas las mujeres. Eran esposas, hijas y madres, y casi todas llevaban un niño lloroso en los brazos; otras tenían a inquietos chiquillos tomados de la mano. Había fatiga en sus pequeños rostros, había hambre y sed.

Al día siguiente sería la nochebuena para muchos presos injustamente encarcelados. Estarían en penumbra, lejos del hogar. Pero ese día era tarde de fiesta; habría chocolatada y panetón en el penal. 

De pronto se inició un show navideño, y un ambiente de villancicos nostálgicos, flotaba en derredor.  Los niños que iban llegando se ilusionaban y formaban rueda a un árbol de pino, que los presos días antes se habían afanado en armar. Alegrías inventadas por las manos laboriosas y cansadas de esperar.

Se sirvieron de pronto en bandejas de plástico, vasos llenos de chocolate tibio, y una tajada de bizcochuelo para todas las madres y niños. La tarde iba transcurriendo con tranquilidad.

Al día siguiente correrían lágrimas de ancianas madres, y jóvenes esposas, por aquel asiento que estaría vacío un año más. Había terminado la tarde, y el tiempo de visita se iba acabando.

Luego un ministro de Dios en el centro del patio elevó una oración. Todos inclinaron la cabeza y se santiguaron en silencio. Después vino el momento más doloroso: La despedida tras las rejas, y los últimos besos con sabor a sal, y un ¡Feliz Navidad, mi amor! Y unas manitos pequeñas que querían asirse de papá, y es que los niños no entendían porque su padre se quedaba y ellos llorando se iban. 

Después, ni un susurro invadió el penal. Solamente el acostumbrado sonido de los gruesos llaveros en las oxidadas cerraduras. Pronto anocheció, y a lo largo de los corredores a veces un sollozo ahogado de algún presidiario, llenaba el silencio...

INGRID ZETTERBERG



Me rindo ante ti

 ME RINDO ANTE TI


Pajarito manso, humilde y taciturno, tus colores
celebran la vida desde que te posaste ante mis 
ojos. Venías de lejanas auroras con tu suavidad
turquesa y el púrpura de tu vuelo...Oh belleza 
impregnada en mis pensamientos, que se han tornado
en un arco iris al contemplar tu hermosura.

¿Porqué huyes? di...
¿Porqué no me regalas tu cantar sobre mis latidos?
Llevas en tu plenitud un misterio que no puedo
descifrar, colibrí...Llevas lo fugaz de la 
existencia en la brevedad de tus alas, llevas la 
grandeza del Dios que venero, y yo me rindo ante ti.

INGRID ZETTERBERG



Justicia de Dios....Cuento

  JUSTICIA DE DIOS El taxista Alfredo Cortés se disponía a iniciar su trabajo nocturno, como cada fin de semana. Condujo su carro por la mis...