DE TURISMO EN SALZBURGO
¡Qué suntuoso es este castillo al que he
llegado! Tuve que atravesar una trocha
para aligerar mis pasos y así poder llegar a
la hermosa estancia donde vivieron aquellos
príncipes de antaño.
Está en lo alto de una colina, en la ciudad
de Salzburgo. Pude observar que todo
está decorado con alfombras de color
añil, que hacen contraste con el bello
y dorado juego de lámparas que penden del
techo. Éramos varios turistas que
contemplábamos extasiados el lujo que
ostentaban las cortinas y sus exquisitos
bordados. Los salones, los dormitorios,
todo era impecable, como si por ellos no
hubieran pasado dos siglos de antigüedad.
Al llegar a los hermosos jardines, las
fuentes vertiendo agua tornasol, nos
produjo tal frenesí, tal delirio, que
no pudimos disimularlo. Con la belleza
de aquel vergel, todos estábamos encantados.
Las flores perfumaban el atardecer, y fueron
horas recorriendo cada rincón de aquel
inmenso palacio, hasta que se nos hizo de
noche, y al salir, el infinito cielo de
muchas estrellas estaba tachonado. Ese
castillo en Salzburgo jamás podré olvidarlo.
INGRID ZETTERBERG
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