FRANZ KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA
Un año antes de su muerte, el escritor Franz Kafka se hallaba paseando por el parque Spligetz de Berlín, habían muchas parejas caminando, y niños jugando,era un ambiente tranquilo, pero de pronto escuchó un llanto desgarrador de una niña, volteó a mirar y era una niña con trenzas como de cuatro años, se acercó a ella y le preguntó, ¿porqué lloras? y la niña no respondía, seguía llorando, y él insistió, ¿estás perdida? ¿no encuentras a tu mamá?...no, dijo la niña, yo no
estoy perdida...¿Entonces quién? preguntó Franz.
-Mi muñeca Brígida. contestó la niña llorando más fuerte aún. ¿Y tú cómo te llamas? le preguntó Franz.
Me llamo Elsi, dijo con voz acongojada la niña.
Entonces el escritor Franz Kafka buscaba en su mente
algún invento para tranquilizar a la pequeña.
Y se le ocurrió decirle: ¡Ah Elsi,! ya lo había olvidado. Casualmente he recibido hoy una carta para ti
de parte de tu muñeca Brígida. Ella no se ha perdido,
se ha ido de viaje. La niña entonces abrió tremendos ojos de sorpresa. Y preguntó: ¿Pero cómo se va a ir
sin despedirse de mí?
Y él le respondió: Quizás lo hizo así para no
entristecerte, porque siempre las despedidas son
tristes.
Entonces la niña preguntó: ¿Y porqué usted tiene la carta de mi muñeca Brígida? ¿Porqué no me la llevó a mi
casa? -Ah, respondió él...es que yo no soy un cartero
de personas, soy el cartero de muñecas, y las muñecas
me envían a mí las cartas para que yo se las entregue
a las niñas y si estas no saben leer, para que yo mismo
se las lea. ¿Y la trajo la carta ahora? preguntó la
niña...No, contestó Franz, es que no pensé que iba a
encontrarte, por eso la dejé en mi casa, pero te
prometo que mañana te la traeré a esta misma hora.
Y agregó: ¿Vienes todos los días al parque? Si,
contestó Elsi. Todos los días en la tarde vengo.
Entonces te traeré la carta de tu muñeca Brígida y
yo mismo te la leeré. Gracias dijo la niña que ya
había dejado de llorar. Entonces se despidieron
y la niña se fue por el sendero hacia su casa.
Franz Kafka se dirigió a su edificio de apartamentos,
y se fue pensando que se había metido en un lío,
ya que tenía que idearse la forma de escribir una
carta que parezca de una muñeca que está de viaje,
todo con tal de consolar a esta pobre niña.
Llegando a su despacho en su apartamento, tomó
su pluma y empezó a escribir con mucha compasión.
Al día siguiente se presentó en el parque Spligetz de
Berlín a la misma hora soleada de la tarde, ya que
era primavera. La niña venía esta vez con su cabello
suelto y una casaca azul sobre un vestidito rosado.
Venía seria, ya sin síntomas de llanto. Llevaba en
su corazón una esperanza, una llama de ilusión.
-Buenas tardes señor cartero, dijo Elsi.
Hola pequeña, contestó Franz.
¿Trajo la carta? preguntó impaciente la niña.
Claro que si, le contestó Franz. Te la voy a leer,
pero quiero que la abras tú. La niña la abrió con
cuidado, y se la entregó al señor Kafka, él empezó a
leer: "Querida Elsi, perdóname por haberme ido sin
despedirme, pero soy una muñeca muy aventurera, y
quería conocer y viajar. Estoy en Londres, y me
encuentro feliz conociendo bastantes calles nuevas
y mucha gente. No quise verte llorar, por eso no me
despedí. Perdóname.",
La niña preguntó: ¿Dónde queda Londres? Pasando el
canal de la Mancha, le contestó Franz, está algo lejos. Los niños a esta edad creen con mucha inocencia todo
lo que les dicen. Y a Elsi, se le iluminaron los ojitos
al ver que su muñeca Brígida no la había olvidado.
Se despidió entonces de Franz después que éste le
prometiera traerle al día siguiente la próxima carta.
La niña se llevó la carta en el bolsillo de su casaca
pero no le contó nada a su madre de su encuentro
con el cartero ni de la carta de su muñeca.
Todo se lo guardó para ella misma.
Al día siguiente a la misma hora y en el mismo parque
se encontraron Franz Kafka y Elsi nuevamente.
Esta vez la carta venía de Francia, y Franz tenía
el cuidado de colocar en cada sobre la estampilla
correspondiente, de Inglaterra, de Francia, de Egipto. etc.
Al siguiente día la carta provenía de Francia, y la
muñequita le decía a Elsi, he visitado esta ciudad
maravillosa, he paseado en bote por el río Sena, y también he subido a la torre de metal, que se llama
Torre Eiffel...París es lindo. Y un largo etcétera de
cosas que le contaba a Elsi.
Y así pasaron tres semanas de cartas que Brígida
le enviaba a la niña, incluso explicándole como fue
cuando visitó las pirámides de Egipto. Pero un
buen día, se presentó en el parque Franz Kafka con
una muñeca que él le había comprado a la niña, y ésta
al verla se quedó perpleja, ya que vio que era diferente a su muñequita Brígida, es decir no tenía
la misma carita. Pero venía acompañada de una nota
donde Brígida le explicaba que los viajes de aventura
la habían cambiado, que eso era normal. Y Elsi en
su inocencia lo creyó y quedó muy contenta de volver
a tener a su muñeca amada entre sus brazos.
Un año después de estos encuentros, Franz Kafka
falleció de tuberculosis. Y cuando la niña Elsi creció
estaba cierto día revisando su muñeca que le traía
tantos recuerdos, y justamente en el lado de su
espaldita había una grieta que antes ella no había
visto, y sacó de allí un papel prolijamente doblado,
y decía allí: TODO LO QUE AMES EN LA VIDA ALGUNA VEZ
TENDRÁS QUE PERDERLO, PERO EL AMOR VOLVERÁ DE UNA
FORMA DIFERENTE.
FIN
Nota: Esta historia sucedió en la vida real del
escritor FRANZ KAFKA.